WILHELM WIM ERNST WENDERS

Wenders en cada una de sus películas no solo trata hechos, sino que profundiza en situaciones narradas que puedan encontrar su correspondiente en cada uno de nuestros deseos más escondidos o en alguno de nuestros recuerdos más preciados, busca la conexión con historias realmente vividas o por lo menos imaginadas. Esos momentos que representa nos hace sentir más allá de la realidad, esas imágenes acompañadas por música, melodías visuales que provocan cierta nostalgia, tristeza, tranquilidad o alegría, según el estado de cada espectador.
Wenders trato de utilizar el lenguaje cinematográfico para poder asi reflexionar sobre el proceso de percepción visual y sobre el poder expresivo que ejercen por si solas las imágenes. Manifestó la estrecha relación que existe entre la imagen, su función como vehículo para mostrar la “realidad” y la necesaria presencia del relato que la acompaña y le da sentido. Sin negar el inevitable acompañamiento del relato, busca en todas sus formas resaltar las cualidades expresivas que poseen por si mismas las imágenes.
En el papel del ángel Damiel, este constantemente se desplaza de un lugar a otro preguntándose sobre el sentido de su condición y por el de la vida de los hombres, el viaje que produce en su interior motiva a enfrentar su pasado y obtener un nuevo futuro esperanzador que genera el renacimiento a una vida nueva.
Wenders hace una profunda utilización en “Cielo sobre Berlín” y “Paris, Texas”, de un método tan antiguo como la Anagnórisis, término utilizado por Aristóteles en su poética. Recurso narrativo que consiste en el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, seres queridos o entorno, ocultos para él hasta ese momento. La revelación altera la conducta del personaje y lo obliga a hacerse una idea más exacta de sí mismo y lo que lo rodea.

Técnicamente utilizo una variante de elementos para poder contar sus historias, así como la sobre impresión de imágenes, planos detalle reforzando expresiones, el cambio del blanco y negro hacia el color mostrando una resurrección del personaje en el caso del ángel Damiel, planos panorámicos, diálogos largos al igual que reflexivos, colores intensos como el rojo sugiriendo pasión en el papel de la acróbata en cielo sobre Berlín, angulaciones de cámara como picado y contrapicado, relatos iniciando gracias a la yuxtaposición de planos, el montaje tomando el lugar del principal distribuidor de respuestas a cuestiones planteadas por el espectador.
Wim Wenders demostró ser un motivador del lado más olvidado del ser humano, sus preguntas sobre la existencia, la permanente búsqueda de nuestro interior y sus fronteras.
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